viernes, 11 de febrero de 2011
Cae por fin Mubarak, ¡Viva Egipto, viva la revolución del pueblo!
Que rápido fue todo esto, Hosni Mubarak, el Reis, la reina de la colmena, el faraón de Egipto, el amigo de occidente y el pacifista de los países árabes -intimo de Israel- ha caído.
Con su dimisión ante el ejército egipcio, llega a su fin la primer revolución popular del siglo XXI -o el inicio de la misma-, como si fuera la revolución mexicana de 1910 o la revolución francesa de 1789 y la revolución rusa de 1917. Mubarak la llamó Revolución de la juventud, aunque en la bola hay de todo, es la revolución de los pobres, más que otra cosa.
Ninguna de las revoluciones armadas funcionó en la historia, se sustituía un déspota por otros, un rey por un Emperador megalomaniaco, un Zar por un Secretario del partido paranóico y perpetuo.
Pero esto no es una revolución de la violencia y las ideologías, es una revolución del pueblo, auténtica, fuerte y decidida, en una región del mundo plagada de presidentes vitalicios perpetuos.
Tiemblan los déspotas amigos de occidentes, liberales capitalistas y sus democracias tutelas llenas de oligarcas como Carlos Slim, es el costo de pensar que el pueblo es estúpido y que no merece decidir por sí mismo, quizás sea estúpido por permitir que gobiernos que velan por los intereses de otros países los gobiernen con puño de hierro, tornándose amos y señores de lo que pertenece a la gente.
Sea como fuere, "Alea iacta est" -la suerte está echada-, lo que suceda después es ya historia.
¡Viva Egipto, viva la revolución del pueblo, por el culo blanco de mi General Villa mondaos!
Con su dimisión ante el ejército egipcio, llega a su fin la primer revolución popular del siglo XXI -o el inicio de la misma-, como si fuera la revolución mexicana de 1910 o la revolución francesa de 1789 y la revolución rusa de 1917. Mubarak la llamó Revolución de la juventud, aunque en la bola hay de todo, es la revolución de los pobres, más que otra cosa.
Ninguna de las revoluciones armadas funcionó en la historia, se sustituía un déspota por otros, un rey por un Emperador megalomaniaco, un Zar por un Secretario del partido paranóico y perpetuo.
Pero esto no es una revolución de la violencia y las ideologías, es una revolución del pueblo, auténtica, fuerte y decidida, en una región del mundo plagada de presidentes vitalicios perpetuos.
Tiemblan los déspotas amigos de occidentes, liberales capitalistas y sus democracias tutelas llenas de oligarcas como Carlos Slim, es el costo de pensar que el pueblo es estúpido y que no merece decidir por sí mismo, quizás sea estúpido por permitir que gobiernos que velan por los intereses de otros países los gobiernen con puño de hierro, tornándose amos y señores de lo que pertenece a la gente.
Sea como fuere, "Alea iacta est" -la suerte está echada-, lo que suceda después es ya historia.
¡Viva Egipto, viva la revolución del pueblo, por el culo blanco de mi General Villa mondaos!
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