No es un trabajo que se vale del Stop-motion o del Claymatión, sino un estilo de marionetas donde los cacahuates son montados en palillos y son desplazadas sincronizándose con la voz de los actores. Es cierto que suena bastante cutre, pero el efecto logrado es excelente que bien vale la pena para una tarde de cine de género.
Trama
Un ilustrador de cuentos infantiles es contratado por el director del hospital psiquiátrico o Manicomio para cacahuetes dementes. Su misión será decorar las paredes con sus dibujos, para mejorar la atmósfera del lugar de una atmósfera sofocante.
Parece una tarea fácil, pero las cosas se complican cuando el dibujante descubre un oscuro pasillo, desde donde salen gritos escalofriantes, aunque todo parece ser producto de su imaginación, no deja de extrañarle el comportamiento de los administradores del hospital.
Crítica
La historia del psiquiátrico no es demasiado novedosa, la última película que vi con un planteamiento similar es Shutter Island (2010) protagonizada por Leonardo Di Caprio, el suspence nunca ha sido mi fuerte, pero debo reconocer que la atmósfera de Gritos en el Pasillo me atrapó desde un primer momento, además de ser un filme bastante curioso, pues al director no le produce ningún inconveniente usar frutas secas y lograr encuadres bastante efectivos para una cinta donde el 50% de realización están en los sombríos decorados.
Recomendada.
Calificación: 7/10 |
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