Hombre mirando al sudeste (1986): Review y crítica de la película - Ciencia ficción argentina

Hombre mirando al sudeste es una película dirigida por Eliseo Subiela, una de las más conocidas cintas de ciencia ficción conocida del cine argentino que tuvo un boom en los años ochentas y noventas.

La cinta sufrió un claro plagio por Gene Brewer y su novela K-PAX que luego sería adaptado a película homónima en 2001, aunque me parece que es Hombre mirando al sudeste la que llega a un cruda análisis de la naturaleza humana donde se enfrentan creencia y razón, fe y realidad.

Con el desaparecido actor y artista argentino Hugo Soto como protagonista, el director Eliseo Subiela nos presenta un ensayo del hombre y sus deseos del porvenir, enfrentados al racionalismo y la ortodoxia que le impide olvidar el pasado, mirándolo con un romanticismo irracional.

El planteamiento induce a la crucificcion del protagonista, Rantés (Hugo Soto), un viajero de otro mundo del que solamente tenemos su palabra para creerle, algo que parece no basta, si el es un residente de un centro psiquiátrico o manicomio y a quien debe convencer es a un racionalista, el Doctor Denis (Lorenzo Quintero), atado al pasado y la ortodoxia de los principios que le rigen.

Obviando las lectoras políticas que son localistas y que nos lleva a pensar que el Doctor Denis representa el sentimiento que recuerda de forma romántica la dictadura que iniciaría su fin con la Guerra de las Malvinas, nos da la oportunidad de una aproximación como lo hiciera Moebius (1996) a una ciencia ficción más pura y reflexiva, o fantasias sociales de mundos distópicos como el planteado en La naranja mecánica (1971), no podemos limitarnos a caer en una diatriba sin sentido entre religión y ciencia; o fe y creencia.

Subiela habla de la realidad y como la intolerancia a otras perspectivas de la realidad y de la vida, obligan al sometimiento de una de ellas, sin mediación alguna, convenciendo uno al otro que su realidad es la equivocada, pese a que ambas tienen derecho de existir, aceptar el derecho de la otra nos llevará a que nuestra propia realidad se desmorone, por lo que el Dr. Denis se volverá un ejecutor nato, pues pese a su racionalismo, el mismo es un ortodoxo que depende de su propia realidad para existir sin ser capaz de ver más allá de eso.

No es para cualquiera, como ocurre con la mayoría de las películas de la ciencia ficción que no tiene el ánimo de atraer audiencia a base de cañonazos y patadas imposibles, sino hacer reflexionar y permitir el espacio para más de una lectura.

Calificación: 7.6/10