Fuera de lo absurdo del concepto, la película acierta de lleno, tomando uno de los temores más sostenidos en niños y adultos; los juguetes.
Algo bastante notorio con el miedo que en muchas personas despertaban por ejemplo; los pitufos, que se tachaban de diabólicos, afirmando que en las noches vagaban para sacarte el alma a los niños, sin olvidarnos que nunca faltaba el juguete que nos daba un miedo irracional durante las noches, como para ocultarlo en un cajón.
Entre sus antecedentes Poltergeist: Juegos Diabólicos (1982) donde el muñeco que asusta a Robbie Freeling (Oliver Robins) se oculta bajo la cama, en la película Ojos de Gato (1985) donde un gato pelea contra un Gnomo que quiere aspirar el alma de Amanda (Drew Barrymore) y principalmente en el tercer segmento de la Trilogía del Terror (1975), llamado Amelia, donde la protagonista es perseguida por un muñeco de la tribu Zuni armado con un cuchillo de cocina que está poseído por el espíritu de un guerrero y la película Child's Play (1972) de Sidney Lumet, donde dos miembros de la facultad de Saint Charles son objeto de una posesión demoníaca.
Trama
Karen Barclay (Catherine Hicks) quiere ahorrarse el dinero de comprar un caro muñeco Good Guys a su hijo Andy (Alex Vincent) para su cumpleaños, por lo que le compra a un vendedor ambulante un muñeco de Goods Guy (Buenos chicos) que el había sustraído de una juguetería, donde el asesino Charles Lee Ray (Brad Dourif) fue muerto por el policía Mike Norris (Chris Sarandon).
A partir de ese momento su hijo comienza a mostrar un extraño cambio, mintiendo y haciendo travesuras que empeora cuando Maggie Peterson (Dinah Manoff) cae por la ventana de la cocina de la casa a la calle falleciendo. El detective Norris comienza a sospechar que ha sido culpa de Andy.
El chico además se involucra en el incendio que acaba con la vida del ex-compañero de Charles Lee Ray, Eddie Caputo (Neil Giuntoli), culpando a Chucky, su muñeco de ser el responsable de todo, quien además lo ha amenazado con atentar contra su madre.
Su madre piensa que su hijo se ha vuelto loco, por lo que lo lleva a un Hospital Psiquiátrico dejándolo internado, mientras ella se lleva su muñeco, por quien comienza a sentir miedo, luego de intentar hacerlo hablar, se da cuenta de lo absurdo de su demanda, pero al buscar la caja del muñeco, se da cuenta que este no tenía puestas las baterías que lo hacían hablar.
Chucky se muestra tal y como el, un muñeco que está poseído por el alma Charles Lee Ray que se da cuenta que necesita de Andy para transferir su alma y cobrar nuevamente la vida, antes de que el juguete se vuelva demasiado humano para lograr la transferencia. Sólamente la madre de Andy se interpone en su camino.
Crítica
Es una película menor dentro del género de terror, Catherine Hicks intenta amarrar con una excelente actuación un guión bastante tragicómico, aunque no se puede negar lo impactante que resultó en su momento un juguete poseído, que pese a no ser un gran éxito de taquilla, lo llevó a crear cuatro secuelas que fueron tendiendo al humor negro y el bajo presupuesto, luego de que la Metro Goldwyn Mayer vendiera los derechos a Universal Pictures y finalmente a la productora independiente Rogue Pictures bajo la dirección de Don Mancini.
El muñeco diabólico cuenta con escenas que realmente ponen la carne de gallina durante la primer mitad de la película y en parte del final, pero su gran fallo es la falta de juego con el guión que nos lleva a un final de acción que nos puede llevar fácilmente a las carcajadas profundas, cuando su intención era todo lo contrario, pues no era una película o trama que se prestara a la acción, sobre sus logrados momentos de suspenso donde se podría haber jugado con la idea de que en realidad el niño era el verdadero poseído, pues tanto Andy como el muñeco tenían una estatura similar.
El diseño de Chucky se inspira en los juguetes Cabbage Patch Kids y diseñado por Kevin Yagher, el impacto cultural de Chucky lo coloca como uno de los iconos del cine de terror.
Recomendada.
Calificación: 6.2 / 10 |
Comentarios y Consultas
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2 comentarios:
Un ocho por lo menos
ResponderBorrarLa verdad para su tiempo, fue una película excelente. Era de esas Peliculas completas que podía ver de jóven y hacian que no me levantara del asiento. Insisto, para su época, realmente fue buena.
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