Desvanecidos en la calle 7 (2010): Reseña y crítica de la película

Vanishing on 7th Street es una cinta dirigida Brad Anderson cuya laberíntica interpretación deja un amargo sabor de boca, su anterior cinta de terror, Session 9 (2001) que en parte retrata el mito del Abuso ritual satánico, ya visto en cintas como Pecados olvidados (1996) sobre falsos recuerdos, son parte integral de un filme que no es autocontenido, su principal defecto a mi parecer.

En una crítica que he leído en Almas Oscuras, hablan de existencialismo como motor de la trama, algo con lo que no concuerdo en absoluto, es más bien un cuento sobre el renacimiento del mundo basado al pie de la letra en la historia de unos colonos que desaparecieron en el Nuevo Mundo en algún momento de 1587-1590.

Lo más evidente es que no se trata de una cinta de terror en regla, aunque desde luego si no estamos acostumbrados al cine de terror psicológico, nos dará bastante miedo, pues explotan al máximo el temor a la oscuridad y las sombras. Si fuéra más flexible diría que es la primera cinta de sombras zombies, aunque el uso de sombras fantasmas no es nada nuevo.

Los guiños a cintas de terror están bastante presentes, aunque no me parecieron adecuados y no sé si irme a las patadas contra el director o directamente sobre el inexperto Anthony Jaswinski, quien es responsable del guión.

Hayden Christensen, Thandie Newton, Jacob Latimore y John Leguizamo protagonizan esta cinta de suspenso y terror psicológico con unos convincentes efectos especiales que logran de forma efectiva una atmósfera sórdida y opresiva.

Trama
Pablo (Leguizamo) es un proyeccionista de películas socialmente torpe; Romero (Newton) es una fisioterapista con un recién nacido, Lucas (Christensen) es un periodista de campo de las noticias locales y James (Lattimore) es el hijo de una cantinera en la calle 7.

Todos ellos vivirán la experiencia más terrorífica de sus vidas cuando las personas de su ciudad desaparecen tragados por seres que se ocultan en las sombras.

Algunos con ideas religiosas del fin del mundo, otros esperando a sus seres perdidos, los menos racionalistas empedernidos, deben enfrentarse a lo que les acecha en las afueras del bar de Sunny, el único lugar de la ciudad donde todavía hay luz.

Pero no será tan fácil como encender una fogata, cuando el mismo Sol se ha vuelto oscuro y donde na hay lugar en la tierra que no sea dominada por las sombras.

Calificación: 6/10

Crítica
Mi primera impresión es que parecía otra adaptación de los Langoliers de Stephen King donde las sombras devoradoras destruían el tiempo viejo.

Desvanecidos en la calle 7, es lo que se puede calificar de una película innecesariamente complicada para su resultado final -como en Inception (2010)- que llega a la diatriba desafortunada donde confluye la derrota de la razón ante la religión, donde los que sobreviven finalmente son los que están libre del pecado y los excesos de la humanidad, como el individualismo, la razón y la fé, ¿confuso, no?

Los personajes principales no son propiamente personas, sino sentidos de la existencia humana. La razón, el individualismo, la religiosidad y la inocencia rodeados de la oscuridad que les acecha y les engaña hasta que los consume, cuyo renacimiento es a su estado primordial del paraíso (el concepto del hombre primordial no es existencialista), fumado realmente, aunque mi interpretación puede estar dada por el fuerte olor a mota que sale de la ventana de algún vecino.

Mi sensación al ver esta cinta ha sido ¿Ah... ?

Parte de la confusión al tratar de digerir lo que expone, es el uso de elementos como la palabra Croatoan, que se basa en la historia de la Colonia de Roanoke, misma que desapareció misteriosamente a su llegada al Nuevo Mundo, según se cuenta, sus integrantes dejaron la palabra escrita en un madero de su refugio, palabra que actualmente se asocia con el regreso a lo primitivo, a lo primordial y silvestre, un reinicio.

Se piensa que parte de esta gente terminó integrada a una tribu de nativos americanos de la zona circundante, mientras el resto fueron exterminados por otra tribu más belicosa. Por eso es que en la película son los niños de dos razas diferentes los que sobreviven, algo que se asocia fácilmente a cuestiones religiosas como Adán y Eva, si bien esa no parece la intención, sí se analiza a profundidad.

Lo más claro de todo es que todos los sitios donde supuestamente la luz se mantenía, eran al parecer falsas realidades, como la parada del autobús, el camión y el bar, aunque hasta allí llega mi poder de deducción, pues no tengo idea de que quiso decir el guionista o el director con este filme que me dejó una sensación, por desgracia, igual de mala que The Happening (2008) de M. Night Shyamalan (En la que John Leguizamo participa), donde debes casi investigar de forma independiente para digerir un plato que no solamente con la reflexión puedes desentrañar.

Hay una película muy parecida a Vanishing on 7th Street sobre una mancha voraz que se come a todo un pueblo y que destruyen al final con una bacteria come-petroleo, pero no recuerdo su nombre y es una lástima, pues me gustó bastante... bla, bla, bla.

¿Recomendable?, ¿un bodrio? No me atrevería afirmar lo uno u lo otro, logra asustar y por mucho es lo más destacable de la película, las actuaciones no son nada del otro mundo, el guion es aberrante y si están en plan de no tomarla en serio, véanla.

Nota: La película se llama Phantoms (1998), gracias anom.