El director deseaba mostrar de forma humorística una historia primordial del mito de los dioses y el hombre en plena edad contemporánea pero es una idea tan buena que no debió ser una comedia tan campechana y eso se puede ver a leguas cuando la película literalmente se viene abajo por el exceso de momentos absurdos a cuenta del reparto de actores blancos, aunque esa en parte podría ser la intención del director al mostrar la absurda naturaleza humana contemporánea a través de un viajero del tiempo del pasado que nos narra sus aventuras en las tierras de los dioses, como si de la Iliada de Homero se tratase.
Trama
En las regiones remotas del inhóspito desierto de Kalahari vive una tribus de bosquimanos que han mantenido su existencia durante los últimos 20.000 años sin el contacto con los hombres de otras tierras. Esto implica no estar contaminados por las influencia de la era contemporánea.
Su lenguaje, es un dialecto bastante curioso donde una serie de chasquidos y clics emanan de sus bocas. Ellos creen tener todo lo que necesitan de los dioses, aunque de vez en cuando los bosquimanos miran hacia arriba, al cielo infinito y miran inquietos los paseos de los dioses por sus tierras, cada vez de forma más regular.
Pero un día, un extraño objeto cae a la tierra del mundo de los dioses, algo nunca visto antes por la tribu, que es en realidad una botella de Coca-Cola, que lanzó un piloto inconsciente desde su avión. Se maravillan del objeto misterioso, y pronto descubren sus muchos usos más allá de lo que el hueso y la madera es capaz de hacer.
Sin embargo, dado que los dioses solamente les dieron a la tribu un único objeto, el malestar entre sus integrantes aflora por primera vez en miles de años, despertando la lucha y el recelo por la posesión de la ahora herramienta indispensable de sus tareas diarias.
Xi (N!xau) decide que debe deshacerse de esa "cosa maligna" antes de que haga más daño a su pueblo. Y así, Xi inicia su travesía hacia el final de la tierra para lanzar la "cosa maligna" por el borde, para que nadie más padezca su ira e infortunio.
En el camino, Xi se encuentra con algunas de las criaturas más extrañas que jamás haya visto... el hombre moderno. Molesto, chillón y descuidado, incapaz de leer los signos de la tierra.
Critica
Jamie Uys ya había mostrado en su documental Animals Are Beautiful People (1974) todos los elementos que Los dioses deben estar locos nos muestra, dado su amplio conocimiento del continente sudafricano, así como la tribu bosquimana que vemos en esta cinta y que se prestan para actuar en la misma.
Para mi, el discurso de las habilidades perdidas por el hombre contemporáneo y la incapacidad de leer los signos de la tierra no tiene sentido, pues no creo que la mayoría de las personas en el mundo actual, lleguen a depender nuevamente de los conocimientos que alguna vez necesitó el hombre del pasado, porque no es tanto que se haya perdido, sino que ya no tiene utilidad.
Así pues, el valor de esta cinta está en la construcción de mito primitivo, donde la travesía de Xi, pese a recorrer los caminos del hombre actual, sigue indemne en su empeño por deshacerse de la botella, como si se moviera en una realidad alterna, construyendo los mitos y las épicas que las futuras generaciones de su pueblo contará con asombro, algo imposible en el mundo actual, donde la más apartada civilización del mundo va en el proceso que todos seguimos de perderse en la homogeneidad social que la globalización nos ha brindad, sin que sea todo para mal o para bien.
La primera vez que la miré, fue la parte cómica la que más me importó del filme, hoy considero esas partes las que menos hacen lucir a una cinta entrañable y recomendable de la creación de los mitos, las leyendas y en última instancia de los dioses.
El planteamiento básico de Uys es que afirmar que los bosquimanes no mienten, ni roban, no engañan, ni envidian, por que en el desierto no puedes poseer más que arena, piedras y árboles, todo ello abunda, por lo que el elemento disruptivo, es el objeto único que genera el deseo de la propiedad privada y todo lo que ello implica. La segunda parte ocho años después en 1989, sería una comedia más al uso.
El director de la película fallecería en 1996 y desgraciadamente N!xau le seguiría en 2003.
Imprescindible
Calificación: 7/10 |
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