Yo vi al diablo (2010): Reseña y crítica de la película

Akmareul boatda (en España, Encontré al Diblo, en Latinoamerica Yo vi al diablo, en inglés, I saw the devil) es una película coreana de suspenso dirigida por Kim Ji-Woon que en 2010 causó revuelo en Corea del Sur por su fuerte narrativa gore y poca inhibición a la hora de presentar escenas fuertes.

Como toda película asiática que se precie, tenemos que entender siempre la lentitud de las escenas que rozan lo estoico, pues se apremia la realización de las sensaciones sobre el terror y la acción misma, lo que puede cansar y desesperar a más de uno, entre ellos yo mismo.

Trama
Joo-yun (Oh San-ha), una mujer que tiene un desperfecto en una parte desolada de una carretera, se encuentra con Kyung-chul (Choi Min-sik), quien le ofrece repara su automóvil, cosa a lo que ella se niega al principio y pese a la sugerencia de su novio en el teléfono, le abre la puerta... acabaría asesinándola y destazando su cuerpo.

Tiempo después, la dolida pareja de Joo-yun, el policía Soo-hyun (Lee Byung-hun), decide emprender la cacería fuera de la ley del asesino para más que darle justicia a su fallecida mujer, le otorgue la experiencia más terrorífica de su vida.

¿Pero qué puedes hacer contra un demonio cuando te lo encuentras? Soo-hyun está a punto de saber el precio de aterrorizar a un monstruo sin remordimientos, más allá de todo el dolor que él nunca le pudiera proveer, quizás la única respuesta que encuentre es que terminará pareciéndose sin ignorar todo aquello que ha tenido que sacrificar al llegar a ese punto.

Calificación: 6.9/10

Crítica
Debo confesar que yo ya no estoy en una edad donde me interés el cine de género por meras escenas duras, me he vuelto poco tolerante a lo gratuito y por lo mismo me impresiona menos, lo esencial de la película es llegar a un punto donde la resistencia del antagonista es superada por la venganza inmisericorde del protagonista, lo que nunca se alcanza, el final trata de ser catártico en el sentido de la venganza como un acto de herencia y vergüenza ante la vulnerabilidad que se supone sentiría Kyung-chul.

Kyung-chul no siente nada, es un predador que disfruta de la emoción que Soo-hyun le brinda, para luego devolverle la experiencia sin preocuparse por ser detenido, lo que demuestra la razón por la cual no puede ser derrotado cuando Soo-hyun decide mostrarle el mismo castigo con su familia.

Creo que la idea misma del tipo de venganza que Soo-hyun obtuvo o los sentimientos del propio Kyung-chul nunca fueron claros para el espectador, como pasa muy a menudo, son intrínsecos a la sociedad que produjo el filme y eso termina por convertirse en un impedimento para cualquier otra lectura ajena a este entorno.