Pese a todas su cualidades es una cinta que carece de un buen planteamiento a nivel argumental y actoral, algo importante en una cinta de terror.
Esta cinta de vampiros espaciales fue un fracaso comercial, aunque es imprescindible solamente por sus efectos especiales y momentos puntuales, que quizás con un mejor guión estaríamos hablando de una cinta clásica -incluso de culto- y no una parodia a menos de Alien: El octavo pasajero de Ridley Scott.
Curiosamente es una cinta involuntaria de zombies que no son adictos a los cerebros, sino a la fuerza vital que todo ser vivo posee.
Trama
Un transbordador de nombre Churchill se acerca para investigar el cometa Halley, que al pasar muy cerca de la tierra, les permite descubrir que una nave espacial extraterrestre navega a su sombra, los astronautas se acercan a la misma y la exploran, encontrando un especie de enormes vampiros flotando en su interior, encontrando además tres sarcófagos que contienen en su interior lo que parecen ser seres humanos, llevándolos a su nave.
La decisión traerá consecuencias cuando toda la tripulación de la nave es atacada por una fuerza extraña que hace que la nave se estrelle, quedando los cuerpos de los tres humanos rescatados intactos.
Sin embargo, al llevar los cuerpos al Centro de investigación espacial europeo en Londres, uno de los seres(Mathilda May), despierta y succiona la vida, por medio de un beso a uno de los guardias, escapando de lugar, comenzado una plaga que amenaza con destruir el mundo.
En Texas, en una cápsula de escape, el Capitán Tom Carlsen sobrevive a la caída del Churchill, viajando a Londres para prevenir a las autoridades de como pereció la tripulación de su nave, para evitar que vuelva a ocurrir algo parecido, aunque el mismo parece tener una conexión psíquica con el grupo de invasores.
Crítica
Empezamos con una historia que emula el viaje último del Demeter, el barco que transportó en la novela de Bram Stoker, el ataúd de Drácula. Donde la vampiresa viaja junto a lo que parecen ser sus concubinos, quizás elegidos anteriormente por ella en su última visita a la tierra, aunque el elemento verdaderamente innovador es la cuestión del robo de la energía vital con un beso.
Lo que convierte en zombies a sus víctimas que tienen el deseo incontrolable de succionar la vida de otros humanos, proveyendo de energía involuntariamente a la nave de los vampiros.
Desde ahí la historia se desarrolla no con demasiado sentido o con lagunas argumentales que no se explicaron, como la conexión Carlsen con la vampiresa, que lo elige como su nueva pareja, algo que finalmente sigue el canon de las historias de vampiros, en especial de Drácula. Dan O'Bannon reconocido guionista de cintas como Alien: El octavo pasajero (1979) y Total Recall (1990) no parece dar en el clavo a la hora de manejar tantos personajes, más cuando es un guionista más cerrado.
Los geniales efectos especiales -lo mejor de la cinta- llegan de la mano John Dykstra quien inició su andadura en los efectos especiales en Naves silenciosas (1972) y que ganaría un Oscar por la producción de efectos especiales de Star Wars (1977), siendo en el cargado de dirigir a la novel Industrial Light & Magic que luego abandonaría en un pleito legal con la diva que se presume inventor del cine moderno de efectos especiales; George Lucas.
Una cinta recomendable con momentos realmente terroríficos, pero con debilidades argumentales que la hacen un producto irregular, como sea vale la pena velar, en especial la versión de 116 minutos de la versión Europea que incluye muchas escenas que la versión de Tri-Star pictures censuró y tiene la banda sonora compuesta por Henry Mancini.
Lo más curioso es que la chica se pasea desnuda toda la película, para al final ponerse algo de ropa.
Calificación: 6.5/10 |
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