Dentro de la mansión se iniciaron los primeros auxilios.
Desde el pasado mayo, Jackson vivía en Bel-Air, cuando alquiló un palacete estilo francés de siete dormitorios y 13 cuartos de baño.
Residentes del barrio se enteraron de la noticia cuando la policía cortó el tráfico para dejar salir a las ambulancias. Desde las aceras, los turistas, se acercaban para observar el suceso sin mucho éxito.
Fuera de los excesos por su irregular vida, sus cirugías plásticas, la piel negra que se tornó blanca de la noche a la mañana, la pederastia de su reino del nunca jamás, bajo es la piel moteada, arruinada y cadavérica, se encontraba el verdadero Rey de una era que no volverá, nuestro Elvys moderno venido a menos, nos recuerda, nunca vender nuestra alma de negro por las promesas vacías de una piel blanca.
Recordamos al Rey por sus momentos de gloria, celebramos sus triunfos, los medios se vanagloriaron de su caída, se beneficiaron de sus desgracias y la decadencia indignas de su pasado.
Siempre te recordaremos, descansa en paz ¡Ha muerto el Rey, Que viva el Rey!.
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