El fiscal general Ricardo Sáenz inició una demanda contra Tomás Escobar, creador de Cuevana y dos de sus colegas por reiteradas infracciones contra la ley de propiedad intelectual y permitir el acceso a videos sin que se pagara a sus autores.
Un caso bastante difícil, pues en Argentina con Taringa -que ha perdido bastante peso en la red desde la demanda y desaparición de Megaupload- se estableció el precedente de que incluso aunque no estuvieran en la misma página lo contenidos estos podían ser una causa de infracción toda vez del gran atraso que existe en las legislaciones orientadas a la Internet en toda Latinoamérica, aún así la mayoría de las legislaciones en latinoamérica exigen el lucro para establecer una causa contra.
Son las dos caras de la moneda de no tener legislaciones adecuadas y demasiado opacas respecto a estos temas que fácilmente se voltean contra aquellos que siguen pensando que la Internet es un espacio realmente libre.
Yo he tenido que adoptar políticas anti-piratería para evitar el cierre de mi sitio luego de la primer demanda que recibí debido a la Digital Millenium Copyright Act, al final, no es una cuestión de lo ilegal o legal, sino de construir una reputación sólida que permita un margen de acción, a diferencia de personas como Kim Dotcom, que se ha construido desde el anonimato rayando el candestinaje.
Lo mismo pasa con las críticas, se debe tener un fundamento y bases antes de verter una crítica personal sobre alguien, pues se vuelve contra el que la lanza como ha pasado tantas veces.
A veces muchas de las cosas que damos por sentadas en Internet no están más que fundamentadas en la fantasía y el desconocimiento, algo grave cuando nos enfrentamos a personas con los recursos y los contactos para mostrarnos lo fragil que es realmente la libertad en la red.
Una película que ha roto a divido a los fans muchos culparán a sus director por querer reparar Los últimos Jedi, no es su culpa al final.
La historia de Manji, un guerrero samurái sin señor que ha sido condenado con la inmortalidad...
Del autor de Konosuba, Genzo Shibata es un luchador japonés que es transportado a un mundo de fantasía, quien está obsesionado con los seres peludos.
Película lanzada directo a video que nos cuenta una historia que parecería sacada de la Dimensión desconocida.
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