El final del caso Paulette: Justicia de pobres para ricos

El final del caso Paulette Gebara pasó prácticamente desapercibido y sin tanta insistencia por parte de los medios como lo fue al inicio cuando prácticamente lincharon a los padres mediáticamente hablando. Accidente concluía la PGJEM, nadie quiso volver a atrás y sólo lo reportaron sin demasiada insistencia ya el descrédito es demasiado para todos los que participaron.

La mala (La madre)

Los tontos del pueblo, con sus teorías de "lógicas bananeras" se quedaron con las ganas, porque ni las teorias en el Facebook o los despidos por bromas en la radio, han servido para ocultar el problema de fondo: La absoluta incapacidad del aparato de justicia, que deja que los medios tomen el control de la justicia y se vuelva en un asunto de importancia nacional cuando no lo era, por esa retorcida idea de Televisa de que los ricos no se tocan en este país, pero si se tocan, es porque su falta de relaciones políticas con el gobierno de turno y se convierten en una forma de desviar los problemas reales por los que pasa el país; la falta de equidad social.

El bueno (El padre)

Mientras los casos de las dos indigenas que fueron apresadas y liberadas después de varios años por secuestrar a 6 enormes agentes de la AFI, apenas inspiraron unos minutos en los medios, miles de notas, teorias y conspiraciones llenaron los titulares de los principales medios del país para un caso que no dio mucha información, pero que demostró una inexplicablemente alta ineptitud de las autoridades del Estado de México.

Tal fue la estupidez que incluso delegaron la responsabilidad de la investigación en agencias extranjeras como el FBI.

El pendejo del Gobernador que tuvo que irse de México
para no recibir la pedrada junto a BazBaz

Las nana de la niña recogen sus hombros insatisfechas, al menos no terminaron de chivos expiatorios en la pesquisas del torpe procurador de la PJGEM del Edo. de México Alberto Bazbaz Sacal, quien intentó proyectarse políticamente y al parecer sembró su propia tumba.

Los padres de la niña, culpables o no, ya fueron juzgados y sepultados, para volver a resucitar, se divorciaron, incluso le sacaron a la madre un amante, que si no reaccionaba como debía, que si era calculadora y fria, que si sacó un bulto, que si las nanas doblaron la cama y no encontraron nada, malos si son inocentes porque algún mexicano justiciero les pintará la raya a insultos, pero otros ni la vista alzarán presas de la verguénza de sentirse manipulados.

Si son culpables, como muy a menudo sucede en este bananero país y estado fallido... Ya Chingaron.