Onihei (2017): Reseña y crítica del anime

La primer adaptación a serie de anime de Onihei Hankacho por fin se ha estrenado y con estilo completamente James Bond, arriba una serie de un presupuesto y técnica gráfica pobre, pero bastante poderosa para aquellos que amen los seriales policiales con un toque de espionaje.

Prepárense para conocer al demonio Heizo, como se llama al jefe de la policía de Edo, Hasegawa Heizo, quien se vale de los ladrones, que emplea como espías, para lograr cometer su objetivo de descubrir a los ladrones y llevarlos a ser juzgados por sus actos deshonestos.

En 1967, Shotaro Ikenami, inició su historia sobre un detective samurai en su novela ligera All Yomimono que luego se transformaría en Onihei Hankacho en las adaptaciones a la televisión y películas.

No hay una trama que continué a lo largo de la temporada y son más bien casos puntuales que serán resueltos en uno o dos episodios, el primer episodio es un típico tropo, que para cierto tipo de público tendrá su encanto.

Trama
El primer episodio nos presenta uno de los que podrían ser uno de los miembros regulares de la policía de Control de robos de Arson, Kumehachi, quien es un ladrón que ha sido capturado, siendo dejado atrás por sus compañeros.

Torturado casi hasta la muerte, Heizo aprende que este desafortunado, es un ladrón honorable que no mata a sus objetivos, ni roba a los pobres y jamás viola a las mujeres, lo que es bastante atípico en la profesión, pero que habla muy bien de su moral, respaldada por su tozudez inquebrantable al no delatar a los demás ladrones. 

Ambos establecen entonces una amistad.

Kumehachi se ve obligado a ayudar a Heizo, cuando la historia de terribles robos, asesinatos y violaciones son atribuidos a Tanbei de Chigashira, que hace quince años era jefe de Kumehachi y de quien él está seguro de que es alguien honorable.

Cada robo es anunciado a la policia con una tablilla de Tanbei de Chigashira

Fue quien le enseñó las tres reglas de los ladrones, para luego expulsarle cuando Tanbei de Chigashira intentase violar a una chica, lo que para él fue un momento definitivo en su vida y al volverse un errante, decide aplicarlos en su forma más extrema.

Su jefe es una idealización de sus propios ideales.

Pero descubre que Chigashira y sus hombres se ha corrompido y debe decir cual es su camino, ahora que sabe que no queda nada de ese hombre que una vez llamó su guía, llamándole impostor.

Vemos a Chigashira como un viejo bribón, pendenciero y mentiroso.

Al final, Heizo decide ofrecerle trabajo como uno de los espías de la policía, lo que parece que será un cambio que dará a Kumehachi un uso a su férrea moral, al ser el último de un grupo que nunca existió.

Kumehachi prefiere mantener el recuerdo de su jefe y llama a Chigashira, impostor.

Calificación: 7.1/10

Crítica
El episodio en sí, es sobre el tropo del último vigía, el soldado que estuvo esperando en la frontera, guardándola contra las tropas invasoras, pero la guerra que necesitaba que estuviera en guardia ya no existía y él había sido olvidado, llegando a una situación parecida a la de Don Quijote de la Mancha, convirtiéndose un anacronismo sobre algo que posiblemente era una cuestión de locos.

Así que acabas entendiendo que el ladrón se convierte en un héroe desgraciado, siguiendo reglas que ya no existían.

Todo esto con un estilo que se inspira en James Bond, incluso con el tema de cierre que termina por ser algo humorístico, pero que caza con la idea de los creadores del anime, un agente secreto del periodo Edo.

Seguramente no es una joya, pero seguro tiene su público un anime más serio y violento, de eso que se cuentan con los dedos en estas fechas de corrección política.