lunes, 1 de diciembre de 2008
La espada de San Galgano una Excalibur auténtica
Galgano Guidotti nació en Chiusdino provincia de Siena, Italia, en 1148, se volvió un caballero sin señor quien estaba dado a una vida viciosa y de lujuria, afirmaba que el Arcangel Gabriel se le habia aparecido, ofreciéndole la salvación eternal, por lo que al día siguiente anunció a sus colegas y familia que se volvería un ermitaño como acostumbraban los Santos, cosa que fue respondida con un montón de burlas.
Como sea, Dionisia, su madre, le convención de usar sus ropas nobles, al menos para reunirse con su prometida y explicarle sus nuevos deseos.
En el camino, algo extraño le pasó al caballo que se desplomó, pero una voz "celestial" le ordenó subir al Monte Siepi, donde tuvo una visión de un templo en la cima. La voz le volvió a hablar y pedirle que dejara sus "placeres mundanos".
La respuesta de Galgano no se hizo esperar diciendo que renunciar a los placeres mundanos sonaba bien, pero hacerlo sería tan fácil como usar su espada para dividir las rocas.
Para probar su afirmación Galgano alzó su espada e intentó clavarla en la roca para mostrar como la hoja se rompía, en vez de eso, la espada se incrustó hasta casi la empuñadura, fundiéndose en la roca.
La abadía de San Galgano se construyó en esa misma colina, aún se conserva la espada fundida en la piedra.
Se volvió un centro de poder hasta que el papa Jilio II empezó un litigio contra ella y de ahí comenzó su declive hasta quedar casi en ruinas, hasta que en 1924 Gino Chierici se ocupó de restaurar la abadía.
Entre las curiosidades de la historia de la espada, cuentan que uno de tantos turistas que visitan la Abadía, intentó remover la espada sin lograrlo, pero casi desprende la empuñadura.
Como sea, Dionisia, su madre, le convención de usar sus ropas nobles, al menos para reunirse con su prometida y explicarle sus nuevos deseos.
En el camino, algo extraño le pasó al caballo que se desplomó, pero una voz "celestial" le ordenó subir al Monte Siepi, donde tuvo una visión de un templo en la cima. La voz le volvió a hablar y pedirle que dejara sus "placeres mundanos".
La respuesta de Galgano no se hizo esperar diciendo que renunciar a los placeres mundanos sonaba bien, pero hacerlo sería tan fácil como usar su espada para dividir las rocas.
Para probar su afirmación Galgano alzó su espada e intentó clavarla en la roca para mostrar como la hoja se rompía, en vez de eso, la espada se incrustó hasta casi la empuñadura, fundiéndose en la roca.
La abadía de San Galgano se construyó en esa misma colina, aún se conserva la espada fundida en la piedra.
Se volvió un centro de poder hasta que el papa Jilio II empezó un litigio contra ella y de ahí comenzó su declive hasta quedar casi en ruinas, hasta que en 1924 Gino Chierici se ocupó de restaurar la abadía.
Entre las curiosidades de la historia de la espada, cuentan que uno de tantos turistas que visitan la Abadía, intentó remover la espada sin lograrlo, pero casi desprende la empuñadura.
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