"Buy American", el plan de Barack Obama, remató la idea de un estado que sólo exportaba el 7% de sus productos y se perfila al proteccionismo que ellos tanto negaban. En los estados lacayos como México se teme lo peor, pues el plan de Obama contempla que los 800 mil millones de dólares sirvan para comprar productos del mercado interno norteamericano y no vayan a parar con los Chinos o subsidiando politicos corruptos.
Amenazando con denunciar a la primer economía del mundo con la OCDE, las derechas y sus subditos gritan y exigen al gigante caído que no se levante y los ignore, pero así es el juego del poder, cuando el poderoso grita el ciervo calla y sus empresas de maquilas y los miles de asalariados pierden su sentido.
Como siempre, Estados Unidos sólo se compromete con sus verdaderos socios [Canadá por ejemplo] e ignora a los vasallos [México, por supuesto] y salvo los enojos que no pasan de sus dominios, ningún eco tienen. Es por eso que la primer visita de Obama es con su socio comercial más cercano, Canadá, donde un conservador Stephen Harper tendrá que alinearse con la nueva estrategia.
Pero algo de esto es bueno, al final México será obligado a cambiar de política y terminar con el TLCAN que sólo a los amigos de Calderón benefician y así será en Brasil, Argentina y cualquier nación que todavía no comprenda que lo que hace poderoso a un país es su mercado interno y las relaciones beneficiosas que propicien el desarrollo con los socios comerciales de otros países, en vez de que se queden en manos de ricos monopolistas.
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