200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin

En 1809, nació el padre de la todavía en desarrollo teoría de la evolución, con alguno de sus corolarios desmentidos [Uso y desuso de los órganos] y otros agregados [Mutaciones, Virus y vectores], en el largo camino por describir la vida que se abre camino y adapta.

Su obra cumbre, El origen de las especies (Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida), publicado el 24 de noviembre de 1859, nos llevaría al camino de la desmitificación de los ídolos y dioses, que en la ignorancia del hombre primigenio, se atribuían a nombre del último, el origen y la creación de la vida.

200 años de nuevas ideas y descubrimientos como nunca antes en la historia de la humanidad, el hombre se daba cuenta que surgía de una diminuta partícula de vida nacida de la tierra, que en su evolución casual, logró desarrollar la diversificada rama de los primates, de la cual, descendemos.

Todavía a estas fechas el hombre más primitivo y retrógrado, vergüenza de la civilización y espíritu inquisidor, vive entre nosotros. Creacionismo y fantochadas del diseño inteligente, recogen y pegan los restos de una religión cada vez más puesta en duda, proveyéndola de una deformada lógica sin otro propósito que el sostenimiento de sus dioses, pertenecientes al mundo de la magia y los sueños, de la época en que el hombre veía en los rayos dioses furibundos y en las estrellas los espíritus de sus ancestros.

Lo que ha cambiado la vida gracias a un par de lentes de un herrumbroso catalejo y mucha, mucha paciencia.